sábado, 18 de marzo de 2023

Castillos aragoneses: Trasmoz

Hoy desde la Asociación Cultural Mesaches, en su blog dedicado a la Edad Media, "Justas de San Jorge", vamos con una entrada dedicada a los castillos de Aragón. Os hablaremos del castillo de Trasmoz.


La fortaleza que nos ocupa, se alza en un pequeño cerro situado en plena Sierra del Moncayo, 



A sus pies se asienta el zaragozano pueblo de Trasmoz, a unos 80 kilómetros de Zaragoza, apenas una hora de viaje desde allí.


Historia

Se tiene constancia de la existencia de este enclave militar desde el año 1185 según corroboran fuentes navarras. Por entonces el castillo se limitaría a poco más que el torreón central, o torre del homenaje. Este tipo de edificación se conoce en realidad como dojón.


El primitivo donjón de Trasmoz, se trataba de una construcción de planta cuadrada, originalmente rematada en almenas, hoy desaparecidas tras la profunda restauración llevada a cabo recientemente en el torreón para evitar su ruina. 

Estaba dividido este, en cuatro alturas interiores en las que se encontraban ubicadas las despensas, cocinas, las estancias para albergar un mínimo de tropas, y en la parte superior, las estancias privadas del señor, o tenente.

Para acceder a su interior, como era habitual en este tipo de construcciones, el torreón disponía de una única puerta de acceso situada como mínimo a unos tres o cuatro metros del suelo, a la que se accedía por una no muy robusta escalera de madera, fácil de destruir  por los propios ocupantes del donjón, en caso de asalto. Con los víveres y pertrechos a su alcance y la guarnición disponible, los ocupantes solo tendrían que avisar del peligro mediante señales luminosas desde la terraza, dirigidas a otras torres o atalayas de las proximidades, y aguantar el asedio unos días hasta la llegada de auxilio del exterior.

Aquí podemos observar la altura a la que está  situada la puerta de acceso


Importancia estratégica

Situado a caballo entre tierras aragonesas y navarras, esta plaza fue disputada por uno y otro reino hasta que en el año 1232 pasaría definitivamente a manos aragonesas gracias a la intervención del rey Jaime I de Aragón.

Desde lo alto del torreón se domina una amplia vista...

Desde aquí podemos apreciar el espesor de sus muros

...lo que hacía del torreón, una atalaya de observación perfecta para detectar a tiempo los movimientos de tropas del enemigo con el tiempo suficiente como para reaccionar. De ahí su importancia estratégica.

 Otra vista donde podemos apreciar el acceso a la torre y su elevación


Acabadas las diputas con Navarra, será ahora Castilla quien forme linde con Aragón y las disputas fronterizas entre ambos reinos estarán, como no, a la orden del día. Trasmoz continuará teniendo un papel de gran valor en esta turbulenta época, por lo que el primitivo dojón pasará definitivamente a convertirse en la torre del homenaje de todo un castillo construido a su alrededor, aunque fue este un proceso lento y progresivo. El muro exterior, que hoy podemos contemplar, así como las torres que lo jalonan, son pues como decimos, posteriores añadidos a lo largo de los siglos XII, XIV y XV. Unos tiempos convulsos en los que la fortificación inicial ha ido incorporando elementos como aljibes, almacenes...


... hasta alcanzar las dimensiones definitivas que permitieran, si fuera necesario, soportar largos asedios, dando refugio no solo a un mayor número de tropas para su defensa, sino también a la población local.

En esta imagen aérea del castillo, capturada gracias a Google Maps podemos apreciar las proporciones finalmente alcanzadas por la construcción.



 
Posteriormente a esas fechas, con la unión de los reinos de Castilla y Aragón, el castillo perderá su defensiva razón de ser, lo que a la larga supondría su ruina. El castillo sufrió un terrible incendio en la primera mitad del siglo XVI, quedando la fortaleza definitivamente abandonada a su suerte. El pillaje de todo aquel material rescatable de entre los restos, por parte de la población local, lo llevó a un estado de ruina mayor si cabe, durante los siglos posteriores.

En el siglo XIX, el poeta y narrador Gustavo Adolfo Bécquer y su hermano el pintor e ilustrador Valeriano Dominguez,  al visitar estas tierras, quedaron prendados por la romántica belleza del lugar y sus historias y leyendas, dedicándoles obras que las inmortalizarán para siempre.

Las ruinas del castillo, vistas por Valeriano

Ya en nuestros días, el industrial Manuel Jalón, en los 70, adquirió esta fortaleza por subasta, pues por aquella década el estado español utilizó este método para deshacerse de muchos de estos monumentos en ruinas.

En el año 2020 pasó a ser propiedad municipal.

Actualmente rehabilitada, su torre es la sede del Museo del castillo de Trasmoz, donde se exhiben numerosos restos arqueológicos de las excavaciones llevadas a cabo durante la restauración, así como algunas réplicas de armas y armaduras de época.
También se exhiben allí los elementos del antiguo Museo de la brujería de Trasmoz, hoy trasladados al torreón, su nuevo emplazamiento.



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