sábado, 19 de noviembre de 2016

Fernando de Aragón (II)


Hoy segunda entrada dedicada a Fernando II de Aragón. En ella abordaremos la vida del monarca durante los años de matrimonio con Isabel de Castilla.



En la anterior entrada Enrique IV "el impotente" rey de Castilla, al haberse casado Isabel, su hermanastra, sin su consentimiento, la había declarado públicamente desposeída de sus derechos a la sucesión (ceremonia de la Val de Lozoya, 1470), recayendo a partir de ahora oficialmente sobre Juana apodada "la beltraneja", a quién reconoce bajo juramento suyo y el de su esposa como hija propia.



Muchos de los nobles que han ayudado a la pareja les abandonan pasándose al bando de los beltranejos acobardados por las amenazas del rey Juan. Sin los apoyos necesarios la situación se les hace insostenible. En un golpe de efecto Isabel se presenta sola, a caballo, ante la corte de su hermano en Segovia. Ante el valor de este gesto Enrique acoge con buenas maneras a su hermanastra firmando públicamente su reconciliación con ella. Pero esto no es una confirmación explicita del restablecimiento de sus derechos a la corona. De hecho, un año después tras la muerte de Enrique IV sin precisar claramente sucesora, Castilla queda sumida en una lamentable anarquía. En esas circunstancias Isabel es proclamada por sus seguidores reina de Castilla. Por otro lado Juana es así mismo proclamada por sus propios seguidores también como reina de Castilla. 


La situación desembocará en una autentica guerra civil entre los partidarios de una y otra heredera.


A partir de ese momento Fernando se involucró plenamente en la defensa de los derechos de sucesión de su esposa frente a los de Juana, tarea que compatibilizó con sus responsabilidades de gobierno junto a su padre. Fueron tiempos difíciles en los que juntos, tuvieron que abordar una autentica guerra civil.


Fernando, al mando de las milicias ciudadanas reclutadas entre varias villas isabelinas y ayudado por las huestes feudales del cardenal de España, del duque de Alba, y del conde de Alba de Liste derrotaba a Alfonso V de Portugal, quien se había convertido en el paladín de los derechos de doña Juana, con la cual se había casado. Esto sucedía el año 1476 en las inmediaciones de la ciudad de Toro. El resultado de esta batalla será decisivo para el futuro de la guerra.

Tres años después, el tratado de Alcaçovas reconocía finalmente a Isabel como titular de la corona castellana. Victoriosos en la lucha dinástica por el trono de Castilla, emprenderán la tarea de pacificar el reino abatiendo el poderío de la nobleza castellana, ansiosa de aprovechar las circunstancias en su propio beneficio utilizando para ello, recursos tales como la Santa Hermandad o el Tribunal de la Inquisición.


Detalle de nuestro recortable dedicado a las tropas de la Santa Hermandad


Ese mismo año de 1479 fallece Juan II de Aragón, padre de Fernando. Conocido desde hace cinco años como Fernando V de Castilla, es proclamado ahora como Fernando II de Aragón convirtiéndose así en el nuevo titular de la Corona de Aragón. Su patrimonio para entonces constaba de Aragón, Cataluña, Valencia, Baleares, Cerdeña y Sicilia.



El nuevo objetivo común del matrimonio será ahora la conquista del reino de Granada. Era el último territorio peninsular bajo dominio musulmán. Lo gobernaba la dinastía nazarí. Durante años habían mantenido pactos de no agresión con los reyes castellanos y contaban con el apoyo de sus hermanos en el norte de África. Era un reino fértil y prospero pero lleno de intrigas palaciegas. Fernando e Isabel viendo la oportunidad propicia, empeñaron en su conquista sus mejores oficios. El esfuerzo fue generoso por parte de todos, tanto castellanos, como aragoneses. 


Poco a poco fueron cayendo uno tras otro los principales bastiones musulmanes del pequeño reino de Granada. Zahara caía en 1483, Ronda y Marbella en 1485, un año más tarde lo hacia Loja. Vélez Málaga y Málaga lo harían en 1487. Vera, Vélez Blanco y Vélez Rubio y Huéscar lo harán un año después. La ciudad de Baza, tras seis meses de duro asedio, caerá en diciembre de 1489. Inmediatamente después lo harán Guadix y Almería. De esta forma a comienzos de 1490 tan solo quedaba en poder musulmán la ciudad de Granada. Aunque todavía quedarán dos años de intriga y asedio para dar por finalizada la conquista del reino nazarí.


Después de más de diez años, la ardua empresa había merecido la pena y en enero de 1492 Boabdil, "el chico", entregaba las llaves de la capital.


La rendición de Granada, obra de Pradilla

Tras la conquista de Granada se enfrentarían a un problema que ya venían acarreando desde hace largo tiempo: la cada vez más difícil convivencia entre cristianos, judíos y moriscos. La intolerancia había llegado a tal punto, que los reyes tuvieron que tomar una decisión tan drástica como radical, firmando el edicto de expulsión de los judíos, el cual les obligaba a bautizarse al cristianismo, o a abandonar el reino para siempre. La mayor parte de los judíos optó por el exilio. Unos 6.000 judíos fueron expulsados de Aragón siendo un total de unos 100.000 los que abandonaron la península.


bajorrelieve en madera de la capilla real de Granada, obra de Felipe Bigarny



Otro de los grandes acontecimientos ocurridos durante el reinado de Fernando II y sin duda el más destacado, será el descubrimiento de todo un nuevo continente. 


El proyecto presentado a los reyes por Cristobal Colón tenía como objetivo encontrar una nueva ruta de acceso a las Indias basado en el supuesto de que siendo la Tierra redonda, la ruta más rápida para llegar allí sería navegando hacia el oeste en lugar de tener que bordear todo el continente africano. Adelantándose así a los portugueses en el control del comercio de las especias y la seda. Los cálculos erróneos a cerca del diámetro de la Tierra que manejó Colón, le hicieron pensar hasta el ultimo día de su vida que aquellas nuevas tierras pertenecían sin duda al continente asiático. 



Aunque la historia que nos ha llegado a través de los viejos libros de texto, ha dado por sentado siempre que tal efemérides fue llevada a cabo gracias a la financiación de Isabel de Castilla al donar sus joyas para tal empresa, parece ser que esto no dejo de ser nunca sino una leyenda. 



Para el historiador José María Lacarra, Fernando el católico es el verdadero promotor y empresario del descubrimiento pues en su entorno se mueven una serie de aragoneses con gran influencia económica y social, como Juan Ruiz de Calcena y Juan de Coloma, secretarios del rey, Juan de Cabrero, camarero del rey, Alonso de la Caballería, primer vicecanciller del Consejo Superior de Aragón, quien puso sus riquezas y su poder al servicio del almirante. O así mismo Luis de Santángel, Escribano de Ración del rey Fernando y preceptor de cuentas del patrimonio real, además de tesorero de la Santa Hermandad. Todos ellos, favorables a la puesta en marcha del proyecto colombino, resultarán piezas clave para el desarrollo del mismo. Fueron Cabrero, y Coloma quienes convencieron a Fernando de la conveniencia de tal empresa, mientras que Santángel, amigo personal Colón, hará lo propio con la reina. De hecho, mayoritariamente, el dinero para tal fin fue adelantado por Luis de Santángel. Y aunque no se trate de quitar méritos a Castilla, nos gustaría desde aquí reivindicar al menos, el papel del rey Fernando y sus asesores, en tan magna empresa.






Anexo 1

JUANA DE CASTILLA


Juana de Castilla, llamada la Beltraneja, (Madrid 1462, Lisboa 1530) fue una princesa castellana "hija" de Enrique IV y su segunda esposa Juana de Portugal.

El apodo le viene dado por Juan Pacheco, marqués de Villena, despechado por ser destituido por el rey de su cargo de consejero y sustituido por Beltrán de la Cueva. Pacheco sería el artífice de propagar los rumores por la corte de que Juana no era hija légitima del rey si no de Beltrán de la Cueva basándose en un parecido al decir de entonces, más que razonable.
Dejamos aquí dos ilustraciones donde se representan ambos personajes, pero tened en cuenta que aunque pudieran estar basadas en descripciones, son muy posteriores a la época.


Doña Juana "la Beltraneja" ,  ilustración del siglo XIX.


Don Beltrán de la Cueva,  grabado del siglo XIX.