viernes, 22 de abril de 2016

A propósito de nuestra bandera...


De nuevo un 23 de Abril estamos en la brecha, aunque solo sea de forma virtual, para compartir públicamente nuestro orgullo por la tierra. 


En un tiempo este, en el que tanto y tan importante hay por reivindicar en este país de ladrones y sinvergüenzas en que vivimos, quizá pueda parecer un tema baladí algo como lo que hoy traemos a la palestra. Pero allá va. 


Un signo de identidad para todo un pueblo


El origen de nuestra bandera



El siempre polémico origen de las barras rojas no es, o no debería ser, a estas alturas motivo de discusión alguna.


Ante la incongruencia histórica de la leyenda catalana de las barras de Wilfredo el Velloso y su falta de rigor histórico, en la cual sus personajes, hoy por hoy está demostrado, no coexistieron en la misma época, deberemos, para encontrar los verdaderos orígenes de la bandera, retroceder a nuestro pasado más lejano, al origen mismo de nuestro reino, Aragón.



Un poco de Historia


El rey Sancho Ramirez (1063-1094) hereda, a la muerte de su padre Ramiro I, el joven reino de Aragón, por entonces una cuarta parte del actual Aragón. En una época de continuas disputas territoriales y en la que la religión poco o nada tenía que ver en liza, Sancho Ramírez invocará la protección papal infeudando el reino a la Santa Sede. Así en un viaje realizado por el rey a Roma en el año 1068, Ramírez se declarará vasallo del Papa quien le otorgará a partir de entonces (a cambio de una sustanciosa cuota monetaria) su apoyo y protección "incondicional" frente a cualquiera que osara disputar los derechos reales del monarca bajo su tutela.



Con esta jugada Ramírez se cubría las espaldas, aunque no de forma gratuita como ya hemos dicho, contra quien pudiera poner en entredicho su autoridad en el territorio, siendo el primer rey hispano en proceder de esta manera, costumbre por otra parte habitual en la Europa del medievo.



Según las tesis mas aceptables hoy en día, y atacando ya el tema que nos ocupa, los colores de nuestra bandera tendrían su origen más probable en la utilización por parte del rey Sancho Ramírez de los colores rojo y amarillo de los sellos de la cancillería de Roma como símbolo inequívoco frente sus adversarios, de la protección de la Santa Sede.


Angulo inferior derecho, umbrela vaticana. Basílica del Pilar de Zaragoza 


Las feacientes pruebas documentales aseguran el uso de los colores papales por parte de Alfonso II el casto (1162-1196) así como por su sucesor Pedro II y en adelante por los demás reyes aragoneses siendo siempre considerado un emblema, "el senyal reial", distintivo de un rey, que no de un territorio. 

Estos colores, cuatro barras rojas, o en términos heráldicos, de gules sobre campo de oro, eran usados por el monarca en su escudo en su lanza, en las gualdrapas de su caballo y en la bandera que sus ejércitos enarbolaban en la batalla. Solo muy tardíamente pasarán a ser también la enseña de los territorios de la Corona Aragonesa. 

Para darnos cuenta de lo "catalán" que resulta el pendón barrado, deberíamos fijarnos en que no fue hasta una fecha tan cercana como el año 1701 cuando las Cortes catalanas adoptan la enseña de los reyes aragoneses como propia.